
Son muy efectivas para evitar que tus suéteres parezcan queso gruyere, pero las apestosas bolitas de naftalina que mantienen alejadas a las polillas también pueden representar graves riesgos para la gente y, sobre todo, para los niños de la casa.
Estas canicas blancas de olor fuerte y extraño se usan para evitar que los insectos, sobre todo las polillas, se coman fibras naturales como lana y papel, por lo que es común verlas junto a ropa y libros almacenados en el clóset, ático o sótano.
El repelente usado en las bolitas también puede tener forma de hojuela, de un disco grueso o una barra tipo jabón. Quizá has visto uno en el bote para los pañales del bebé o en un gabinete de madera para sábanas.
El pesticida más usado para producir estas bolitas es un químico conocido como naftalina, el cual puede causar estragos en el organismo. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), la exposición aguda a través de la inhalación, ingestión y contacto dérmico se asocia con anemia, daño al hígado y, en niños, daño neurológico.
El principal problema con los niños pequeños es que las bolas de naftalina pueden confundirse fácilmente con dulces o caramelos, o simplemente tientan a los niños a tocarlas y jugar con ellas.
Las señales de que has tenido una exposición de corto plazo a la naftalina incluyen dolor de cabeza, nausea, vómito, diarrea, confusión, anemia, ictericia, convulsiones y coma.
Si sospechas que alguien ha ingerido una bolita de naftalina debes llamar de inmediato al número de emergencias.
Usos y alternativas
Ante los riesgos asociados con las bolitas de naftalina, mucha gente ha empezado a evitar su uso a toda costa, reemplazándolas con repelentes de polillas naturales como madera de cedro, lavanda o incluso granos de pimienta.
Si de cualquier forma quieres usar bolitas de naftalina, el Centro Nacional de Información sobre Pesticidas de Estados Unidos recomienda leer primero las instrucciones del producto.
La etiqueta generalmente pide al usuario que coloque las bolitas dentro de un contenedor cerrado firmemente, de modo que los vapores del pesticida no se liberen en espacios donde la gente y las mascotas puedan respirarlos por largos periodos de tiempo. Dentro de contenedores herméticos, los vapores liberados por las bolitas se acumulan y matan a las polillas.
Por supuesto, las concentraciones suficientemente altas para matar a los insectos también pueden representar un riesgo potencial para la gente, por lo que la ropa que está guardada en contenedores apropiadas y protegida con estos productos debe ser oreada antes de usarse.
Un error común es usar las bolitas en contenedores que no son herméticos, lo que permite que los vapores tóxicos escapen hacia el aire circundante. Esto puede conducir a una exposición de largo plazo capaz de causar problemas de salud serios.
Finalmente, otro error común es usar las bolitas en jardines u otros lugares exteriores para controlar insectos, serpientes y otro tipo de vida salvaje. Además de que usar el producto afuera puede causar daños a los niños, mascotas y otros animales, también pueden contaminar la tierra, las plantas y el agua.